jueves, 3 de noviembre de 2016

Partidos con historia (II): Sporting 5 - 4 Cádiz (2006/07)

Fue un 4 de noviembre de 2006, uno de esos partidos rándom de Segunda División un sábado de otoño. La parroquia gijonesa llevaba ya ocho años de más penurias que alegrías y Manolo Preciado acababa de aterrizar en el banquillo de El Molinón.

No había comenzado del todo mal la temporada el Sporting. Pese a perder el primer partido contra el Valladolid, el equipo rojiblanco se supo rehacer y llegó incluso a establecerse en puestos de ascenso a las primeras de cambio, efímeramente eso sí.

Pero ese 4 de noviembre llegaba el Cádiz a Gijón. Un Cádiz recién descendido de Primera y entrenado por el otrora delantero referencia del máximo rival del Sporting, Oliverio Álvarez, Oli. El por entonces entrenador del conjunto andaluz se había encargado de caldear el encuentro durante la semana haciendo referencia a El Molinón como un campo no demasiado difícil para la empresa que le aguardaba a su plantel.

Parecía que el técnico ovetense no se equivocaba pues a los 17 minutos el Cádiz ya ganaba por cero goles a dos. El primero había llegado en una jugada en la que Roberto despejó en primera instancia pero nada pudo hacer ante el posterior remate de Jonathan Sesma. El segundo, de una manera muy familiar, tras un córner rematado sin oposición por César Caneda.

Y cuando las cosas van mal, todavía pueden salir peor. Apenas transcurridos dos minutos del segundo gol cadista, Jony López agarró a Óscar de Paula en una pugna dentro del área sportinguista impidiéndole saltar. Penalti de libro. Abraham Paz, que había sido autor de un hat trick en el encuentro de Copa ante el Sporting unos meses atrás, fue el encargado de patear el esférico desde los once metros. El balón escogió el travesaño y no la red. 

El falló del central gaditano espoleó al Sporting que diez minutos después consiguió recortar diferencias tras rematar Barral un centro de Diego Castro desde banda izquierda. A renglón seguido un vendaval rojiblanco sacudió la desacertada defensa andaluza. Dos minutos después de que el "23" sportinguista anotase el 1-2, una galopada salvaje de Edwin Congo por el costado zurdo acabó con un centro atrás que Diego Castro remataría a las redes del ex sportinguista Armando. Empataba el Sporting igual de rápido que el Cádiz se le había adelantado por dos veces.

Apenas una tregua de cinco minutos le otorgó el conjunto de Manolo Preciado a su enfervorecida hinchada. Un chut seco de Diego Castro, en estado de gracia durante todo el partido, fue rechazado por el guardameta visitante quedando el cuero en los pies de Gerardo que solo tuvo que empujar el balón para establecer el 3-2.

La entrada parecía estar rentabilizada. El Sporting había pasado de poder ir 0-3 abajo a ganar 3-2 en apenas media hora. Pero llegando al descanso, una contra del Cádiz, con pase de la muerte de de Paula incluído, es rematada a gol de nuevo por Sesma. El trabajo del Sporting de nuevo al suelo y a la caseta cabizbajos.

Tras la media parte el partido siguió como si no hubiese habido pausa. A los cinco minutos de la reanudación, Edwin Congo saltó más que su par y remató un balón perfecto de Diego Castro. La grada, al borde del ataque de nervios, volvía a enloquecer. Pero hubo más. Cuando la televisión seguía ofreciendo la repetición del tanto del colombiano, el colegiado del encuentro, Ontanaya López, decretó penalti en una acción de Míchel con un atacante cadista. Esta vez Abraham Paz no perdonó a Roberto y volvió a igualar el partido. Manolo Preciado movió el banquillo e introdujo a Jorge en sustitución de Jony López justo con el 4-4 en el marcador.

Pasaban demasiados minutos sin goles para lo que había sido el partido. Diez, nada más y nada menos. Pero de nuevo una falta botada por Diego Castro sirvió para que el recién entrado central gijonés dejase en pañales a la defensa gaditana y estableciese el que a la postre fue el gol definitivo de la victoria gijonesa.

"Al marcar pensé en lo que quedaba y que ojalá el gol sirviese para ganar" recuerda el hoy central del Burgos. También rememora cómo y con quién celebró el gol: "recuerdo que lo celebré con el banquillo. Estaban mi hermano y Alejo, que en paz descanse, y me abracé a ellos. Fue una alegría muy grande aunque realmente estos partidos no gustan a los entrenadores.".

El partido terminó con el resultado hoy conocido de 5-4 y con el técnico asturiano del Cádiz, Oli, sin empleo. "Con mis amigos siempre recuerdo, con sentido del humor, que tras esa victoria se destituyó a Oli" comenta el central. "Recuerdo muchas cosas porque son especiales para mí ya que no marco muchos goles y más por un partido tan peculiar". Y tan peculiar fue. No se veían tantos goles en El Molinón desde el 31 de diciembre de 1967 cuando el Sporting le endosó un 8-2 al Badajoz con tantos de hasta siete futbolistas rojiblancos diferentes.